Si después de los 3 años los niños se hacen pipí o caca en la ropa  puede ser porque algo les angustia.

La niña pudo haberse hecho la caca sin avisar, precisamente como una consecuencia del maltrato que sufre en su casa, dice el psicólogo Nicolás Astudillo, de la oficina del Maltrato al Menor del Instituto Nacional del Niño y la Familia (Innfa), al referirse al caso de la menor de 6 años, Daniela Sánchez, a quien supuestamente su padre, con la ayuda de su madre, le quemó las nalgas por haber defecado en la cama.

“Si el padre se atrevió a hacer eso, evidentemente quiere decir que la niña viene sufriendo una secuencia de maltrato, que ya ha padecido otros eventos de violencia en su familia”, puntualiza Astudillo, quien refiere que en muchas ocasiones los menores que viven en una situación que no les es favorable, como el caso de Daniela,  al no poder expresarlo con palabras lo hacen con manifestaciones orgánicas o corporales.

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Generalmente es a partir de los 2 años cuando los niños controlan sus esfínteres y tienen la capacidad de orinar y defecar voluntariamente; sin embargo, pueden retroceder y son usuales los casos en que vuelven a realizar sus necesidades fisiológicas sin avisar.  A este fenómeno, cuando se hacen caca en la ropa, se lo conoce médicamente como encopresis y, cuando se orinan,  enuresis.

Las causas pueden ser muchas: maltrato familiar o escolar, dificultades en la escuela, cambio de ambiente, divorcio de los padres, nacimiento de un nuevo hermano, muerte o abandono de un familiar, incluso la sobreprotección.

 “Siempre son situaciones que por algún motivo producen temor y angustia en un niño y la expresan a través de la orina o expulsiones fecales; y no lo hacen a propósito, por malcriados, sino por una situación que les impide ir al baño y expresarse”, refiere Astudillo.

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El problema, según se explica en el sitio www.bebesano. com, suele desaparecer espontáneamente luego de un período de semanas o meses; el tiempo dependerá del apoyo que se dé para encontrar la causa desencadenante o de la rapidez con la que el niño se adapte a la nueva situación  que le provocó el malestar.

Lo que se debe tener claro es que la encopresis es una patología psicológica (puede haber causas orgánicas, aunque raramente) con fuerte influencia de la familia,  por ello es necesario que los padres acepten su rol en el problema y hagan las modificaciones necesarias, solo de esa forma el niño será capaz de entender el problema y pondrá también de su parte para resolverlo. 

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“Cuando ocurren estas cosas, los padres deben mantener la calma, pues puede ser también que no atiendan suficientemente a los niños y estos lo hacen como un llamado de atención. Generalmente se piensa que son malcriados y los retan, les pegan, los castigan, cuando lo aconsejable es hablarles, preguntarles, escucharlos”, aconseja Astudillo, quien advierte que tampoco se debe culpar al niño.

“Mucho menos comentar lo sucedido con todo el barrio, eso crea un sentimiento de culpa y vergüenza en el menor que en nada aporta a mejorar la situación”, puntualiza Astudillo.

Muchos problemas  psicológicos y patologías como estas podrían evitarse con una buena comunicación.

Como ocurrió con Juan, de 7 años, quien aparentemente no había tenido problemas para controlar sus esfínteres hasta que comenzó a hacerse caca en los pantalones. Sus padres le preguntaban qué ocurría y él no tenía la respuesta.

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Luego, con la ayuda de un especialista encontraron la causa: se habían mudado y cambiaron de colegio al niño, quien ya no frecuentaba a los mismos amigos ni veía mucho a su abuelita.

Sus padres hablaron nuevamente con él, le dijeron que sentían lo que le estaba pasando, comenzaron a demostrarle constantemente su cariño hasta que el pequeño mejoró.