La candidez de su mirada y sonrisa están intactas, solamente que en su rostro ahora se dibujan finos pliegues que abrevian sus ojos claros y sus labios.
Su trabajo actual lo aprendió de aquella carrera en la televisión, donde además de animar, cantar y actuar, creaba y producía guiones para su show infantil “porque antes había que hacer de todo”.La base sobre la cual gira su vida son sus padres y tres sobrinos, que son como los hijos que nunca tuvo porque está convencida de que Dios lo quiso así.Le hubiera gustado casarse y tener hijos, pero cree que “lo que no pude tener en un hogar lo he tenido con mis sobrinos y decenas de ahijados porque el mundo infantil uno nunca lo pierde”, señala.De Phlipper le quedó el apelativo que le pusieron sus compañeras de colegio cada vez que en un partido de voleibol saltaba y chillaba, igual que el delfín de la serie de televisión de la época, para distraer en el saque al equipo contrario.Todavía tiene agilidad, a pesar de una operación en la columna y un esguince en el pie derecho. Los fines de semana anda en bicicleta, camina y de vez en cuando juega voleibol, aunque ya no brinca como en los tiempos de Phlipper. (MA)¿Recuerda algún personaje que quisiera que salga en este espacio?
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La candidez de su mirada y sonrisa están intactas, solamente que en su rostro ahora se dibujan finos pliegues que abrevian sus ojos claros y sus labios.
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