Federico Koelle, Cortesía para EL UNIVERSO

Meryl Streep da vida a Katharine Graham, editora de The Washington Post, y Tom Hanks, a Ben Bradlee, director de este periódico, en el filme The Post, que tiene dos nominaciones en los Premios Óscar: Mejor película y mejor actriz para Streep.

La historia, ambientada en los 70, narra sobre la publicación que hicieron The New York Times y The Washington Post de los papeles del Pentágono, en los cuales se reveló la verdad de la guerra de Vietnam y se vio afectada la administración del expresidente Richard Nixon.

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Habla sobre el valor e importancia de los medios de comunicación en la vida política y social cuando estos actúan con la mano de la ética consciente por una responsabilidad en la expresión que hay tras la libertad de expresión.

Una toma de conciencia que se ve reflejada en el personaje de Katharine Graham, quien tiene que enfrentarse con los estándares patriarcales de la época que no concebían que una mujer pudiese dirigir un periódico. Es esa toma de conciencia lo que le permitió a ella empoderarse como sujeto de género e individuo profesional que catapultó al The Washington Post como uno de los diarios más respetados y reconocidos de Estados Unidos.

Para ser un trabajo dirigido por Steven Spielberg, sorprenden los continuos saltos de eje que pasan desapercibidos por un trabajo académico de montaje cuyo ritmo se sostiene más en la interpretación y densidad en los diálogos de los personajes, interpretados por grosos actores como Meryl Streep y Tom Hanks.

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Dentro de toda la filmología de Spielberg es quizás la menos efectista, limitando el diseño de producción y la puesta de cámara más a una recreación de la época centrada en muchos interiores, para quizás limitar presupuesto.

Piénsese en The Shape of Water, de Guillermo del Toro, cuyo costo de producción fue de 36 millones de dólares frente a los 50 millones de este filme.

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Spielberg tiende a darle tantos finales a una película, que a veces es insoportable, pero en The Post se huele una dulce alegoría en la escena final con el robo al edificio Watergate que nos invita a pensar en Todos los hombres del presidente, de Alan Pakula, 1976, una representación de lo que en verdad ocurrió en el caso Watergate. (O)