Un alimento puede tardar en digerirse desde 2 hasta 10 horas e incluso días. En este proceso complejo de atravesar los nueve metros de conducto digestivo, desde la boca hasta el ano, influyen factores, desde la cantidad de alimento ingerida, su estado, su composición (proteínas, grasas, hidratos, fibra, etc.) o el modo de preparación, pero también incide la edad de quien lo come o su estado de salud digestiva.