Luisa Badillo notó que a pesar de tener la misma edad que sus compañeros de clases lucía más pequeña que ellos, pero esta percepción no causó molestia hasta que en las olimpiadas deportivas de su academia no entró en el club de baloncesto por su estatura. “Yo tenía 9 años cuando me diagnosticaron déficit de la hormona del crecimiento”, cuenta Badillo, que se sometió al tratamiento con esta hormona por 5 años.