“A los tiempos pan de Pinllo” dicen muchos ambateños cuando prueban este producto, que se elabora en la parroquia San Bartolomé de Pinllo, noroccidente de Ambato, ya que no se lo encuentra con facilidad.

Zoila Bonilla, de 66 años, es una de las artesanas que aún continúa con esta tradición, que se remontaría hace más de 150 años con los panaderos del lugar. Ahí recibió el nombre de pan de Pinllo.

Cuenta que estos saberes pasaron de generación en generación. Recuerda que en su niñez ayudaba a su mamá, Zoila Velasteguí, a elaborar este pan. Ahí muchos se dedicaban a este oficio en Pinllo. Ahora, asegura, quedan pocos como sus hermanos Rafael, Norberto y Bolívar y Fausto López.

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El pan de Pinllo, agrega, cuesta más, está a $ 0,20 la unidad, mientras que el llamado tapado vale $ 0,10. “Pero el nuestro es macizo, con uno es suficiente para quedar satisfecho, además aguanta por lo menos quince días si se le guarda frío en una funda. No se daña”, menciona.

El pan de Pinllo es un poco más duro que el tapado, que se encuentra en panaderías de otros lugares. Esto, dice Bonilla, es en parte a la utilización de la manteca de chancho para su preparación; a que no se le pone mucha levadura y sobre todo porque la masa se la hace con dos harinas de trigo: una, la procesada en las molineras, y otra, la pura, que se trae desde Guaranda, en donde se la muele en piedra. Ese es el secreto, dice.

Este pan se hace en horno de leña, en donde se lo deja alrededor de veinte minutos.

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A Bonilla le ayuda su esposo, Miguel Ángel Rodallega, 64 años. Y ella espera que sus hijas continúen con su legado.

La elaboración de este pan comienza la noche anterior. La masa se alista entre las 19:00 y 20:30. Al otro día, Bonilla se levanta a las 02:00 para alistar primero el horno. A las 05:00 se mete la primera ronda y la labor se extiende hasta cerca de las 08:30 cuando se despacha el producto a los puestos de venta, en el Mercado Central.

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Para Bonilla es un orgullo que sus coterráneos que viven ahora en España, Italia, Estados Unidos y otros países pidan que les envíen pan de Pinllo.

Su trabajo, afirma, es completamente manual. No utiliza ninguna máquina. Y a diario trabaja con un quintal de harina. En fiestas, en cambio, emplea hasta seis quintales.

Su local, llamado El rico pan de Pinllo, está en el barrio La Huerta, en las calles Convencional y Cosmos. (F)