Cambiar el blanco de los ojos por un tono azul o verde es una moda que causa furor en Singapur, incluso en Colombia, Venezuela, Brasil o Argentina y que se logra con la aplicación de inyecciones de tinta entre la esclerótica y la conjuntiva. Esta práctica es riesgosa porque puede provocar una infección, inflamación e incluso ceguera advierte la Asociación Americana de Optometría, consultada por bbc.com.