A los tres años de edad, Angélica López contribuye a romper la barrera del sonido para los niños sordos. Nacida sin nervios auditivos funcionales, la pequeña puede percibir sonidos por primera vez —y empezar a imitarlos— después de ser sometida a una operación quirúrgica para implantarle un dispositivo que pasa por alto las conexiones ausentes en el oído interior.