“Desde muy joven admiré mucho a actrices como Greta Garbo y Lillian Gish”, dice Ariadna Gil, sentada en una de las salas del hotel Oro Verde en Cuenca, una especie de cuartel general del festival La Orquídea, que el fin de semana acaparó el interés del público en los cines.A sus 45 años y vestida muy sencillamente, la actriz tiene a su haber algunos laureles por sus trabajos en el séptimo arte, especialmente el Goya obtenido por Belle epoque en 1992. Desde entonces su carrera no se ha detenido en el cine, el teatro y la televisión.Para una actriz que jamás se ha encasillado en estereotipos, cada creación es un reto profesional que ella se exige a sí misma. Y esa enorme variedad de roles, tampoco se restringen a personajes protagónicos.“Lo que me interesa es la verdad de los seres que debo interpretar”, indica. “En una ocasión insistí para que me dejen hacer un rol secundario en lugar del personaje central y lo conseguí”, dice.Separada del director David Trueba, con el cual estelarizó la laureada Soldados de Salamina, ahora trae al festival su último trabajo en Vivir es fácil con los ojos cerrados, como la madre de un adolescente en la época de Franco, una mujer con seis hijos, sometida a un esposo que domina a su familia, a veces con violencia.“Para mí lo primero es el descubrimiento en el guion del personaje que voy a interpretar”, anota.“He trabajado muchas veces con David, pero trato de acoplarme a los diferentes estilos y estrategias directrices de todos los realizadores con los que trabajo”, concluye.Desde que rodó la épica Alatriste (2006) ella es pareja del actor estadounidense Viggo Mortensen.La cinta Vivir es fácil con los ojos cerrados fue elegida en septiembre pasada por la Academia de Cine española para intentar ganar un premio Óscar al mejor largometraje de habla no inglesa.El próximo 15 de enero, cuando la Academia de Hollywood anuncie los cinco finalistas para esa nominación se sabrá si el filme estará entre ellos.