El panorama en la avenida Piedrahíta, vía principal del cantón Daule, no era la mismo. Cientos de niños, sus padres y otras personas copaban el asfalto y las veredas. Portaban globos, flores, carteles y gigantografías el pasado jueves.

En balcones, devotos mostraban coloridos altares que habían puesto en honor al patrono del cantón: el Señor de los Milagros o Cristo Negro.

Del 4 al 14 de septiembre en Daule se vive religiosidad y tradición. Existe un ambiente de alegría. Cientos de niños de centros de educación inicial ofrecieron la primera procesión en honor al Cristo.

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Ricardo Lazo, vicario episcopal de Daule-Balzar desde hace cinco años, explica que existen diversas leyendas en torno al Señor de los Milagros.

“La tradición se inició en 1600: a un señor español que se estaba quedando ciego, le dijeron que hay un Cristo desbaratado en una sacristía. Él promete restaurarlo si le hace el milagro de devolverle la visión. Y él lo restauró”, indica Lazo, y agrega que por ese acto y otros milagros le dieron el nombre.

Explica también que el nombre de Cristo Negro se da porque en esa época de esclavitud, un esclavo se atrevió a tocar la imagen, y un sacristán o santero lo castigó con latigazos (...), y el Cristo, como solidarizándose con el esclavo, se tornó de su color de piel.

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Agrega que uno de los actos más significativos es la procesión fluvial en el río Daule que se realizará el sábado 13, en víspera de la fecha principal.

Severo Cruz, de 68 años, es quien adorna la barca que lleva al Cristo y organiza parte de la procesión. Su hija, María, dice que la procesión fluvial se hace debido a la creencia de que la imagen fue hallada en el río.

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“La imagen fue llevada a Guayaquil, pero no fue recibida como se merece, entonces se la puso sola en una embarcación e inexplicablemente esta volvió a las orillas de Daule. La gente vio que su Cristo volvió a su cantón, por eso es nuestro patrono, por eso se hacen las diez paradas a lo largo del río para orar en comunidad”, expresa María.

Su padre añade que la tradición del recorrido náutico se ha realizado desde que él era un adolescente.

“Salen de Daule y se recorre hora y media hasta el sector llamado Naupe. Nosotros amarramos 4 barcas para montar una especie de tarima donde ponemos al Cristo con arreglos de globos y rosas”, relata Cruz.

Otra de las tradiciones arraigadas en los dauleños es la de velar la imagen en los barrios. Sheyla Rivas es una de las anfitrionas en el sector Fátima. “Se organiza con los vecinos para que la imagen llegue al barrio y poder orar”, cuenta.

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Jenny Ravelo, quien tiene una imagen del Cristo que su padre encontró en la remodelación del santuario, expresa que su principal pedido en este año es por la salud de su hijo que tiene insuficiencia renal.

La fiesta del Cristo Negro es la más representativa de Daule, ni siquiera por la cantonización hay ese fervor. Llega gente de otro lugar, hay rezos, etc.Ricardo Lazo Vicario episcopal