Grace Kelly, Lady Di, Kate Middleton, Letizia Ortiz tienen algo en común: ninguna nació con sangre azul, pero el amor hizo que se inmiscuyeran en los palacios reales. La primera logró reinar, la segunda cayó en desgracia, mientras que las otras dos aún están en el proceso.  

Grace, la actriz

La joven Grace Kelly nació en el seno de una familia de clase alta en Pensilvania (EE.UU.), vivió rodeada de lujos, llegó a Hollywood donde su belleza impactó. Formó su carrera en el cine y ganó un Óscar en 1954 por la película "La angustia de vivir".

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Su fama le permitió codearse con los más ricos y poderosos de la época donde conocería el amor: el príncipe Rainiero de Mónaco. El romance floreció y el matrimonio real se materializó en 1956, que le otorgaría el título de Su Alteza Serenísma de Mónaco.

El matrimonio tuvo sus frutos y nacieron Carolina, Alberto y Estefanía. Sin embargo, el cuento de hadas terminó trágicamente cuando la actriz convertida en príncesa murió en un accidente en 1982.

Diana, la aristócrata

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Justo un año antes de la muerte de Grace Kelly, Diana Spencer había contraído matrimonio con el príncipe Carlos de Gales, heredero al trono del Reino Unido, la mujer que -pese que nunca llegó a reinar en Inglaterra- se quedó prendida en el corazón de los que habrían sido sus súbditos. 

Lady Di, una joven aristócrata hija del Conde Spencer, solo tuvo seis meses de noviazgo con Carlos cuando el matrimonio real en la Catedral de San Pablo atrajo las miradas de los británicos y unos 700 millones de espectadores en el mundo entero, récord de audiencia televisiva en ese entonces.

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Diana de Gales estaba acostumbrada al lujo y al ambiente "real" a causa de su ascendencia. Así, pudo codearse desde pequeña con la realeza británica y hasta vivía en Althorp House, un palacete propiedad de los Spencer.

Pese a su historia familiar, trató de llevar una vida común hasta cuando tenía 19 años, época en la que los flashes empezaron a seguirla y nunca más la dejarían.

Meses después del matrimonio real, nacieron Guillermo y posteriormente Enrique. Sin embargo, el nacimiento de los príncipes no significó una consolidación, pues la pareja se separó en 1992. El divorcio llegó en 1996 y Diana perdió la oportunidad de convertirse en reina consorte, cuando le tocara el momento a Carlos de que ascienda al trono, sin embargo el pueblo la conocería como la "reina de corazones".

Aunque con el divorcio perdió el tratamiento de Su alteza real, Diana siguió conservando su título de Príncesa de Gales y se trasladó a vivir en el Palacio de Kensington, entre otros beneficios otorgados por Isabel II.

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Su fama la hizo recorrer el mundo por causas caritativas. Pero solo un año después de su divorcio su vida terminó -al igual de Grace de Mónaco- en un accidente de tránsito en París (Francia).

Kate, la millonaria

Pasaron años para que la familia real británica se repusiera del impacto que le causó la muerte de Diana de Gales y fue el príncipe Guillermo, hijo de la príncesa, quien se encargaría de darle nuevamente brillo a la realeza cuando anunció su compromiso con Kate Middleton, una joven millonaria a quien había conocido en la universidad.

Kate, pese a los millones que habían amasado sus padres -trabajadores de clase media- no era aristócrata ni actriz, por lo que era una plebeya más, que gozaba ahora de una fortuna y excelente educación.

La prensa británica no tardó en hacer las comparaciones entre Kate y Lady Di. El momento cumbre llegó cuando la futura esposa de Guillermo lució el mismo anillo de compromiso que usó Diana al momento del anuncio de su compromiso. El príncipe indicó que era una forma de que su madre estuviera presente en ese momento especial de su vida.

El matrimonio llegó en 2011 y las calles de Londres se llenaron de británicos para ver a la joven que quizá algún día llegará a coronarse como reina consorte. La boda se realizó en la Abadía de Westminster. Kate dejaría su nombre para convertirse en la duquesa Catalina de Cambridge.

Un año después se anunció que la futura reina de Inglaterra esperaba a un nuevo heredero al trono. El niño nació en 2013 y fue llamado príncipe Jorge de Cambridge.  

Letizia, la periodista   

La historia de jóvenes millonarias o aristócratas difiere mucho de Letizia Ortiz, una joven española, de profesión periodista que encontró el amor en el heredero al trono español y que en pocos días más se convertirá en la nueva reina de España.

A diferencia de Grace, Diana o Catalina, Letizia no era una estrella de cine, tenía tesoros y títulos nobiliarios o era heredera de un negocio familiar. Ella era una chica más del pueblo, que había acudido a la universidad como cualquiera para obtener un título y hacerse un futuro.

Lo logró y con creces. Y aunque era una asalariada más, los españoles la conocían por ser la presentadora de noticias de un conocido canal. En 1998 se casó por el civil con un profesor, del que se divorció un año después. 

Pero su mundo cambiaría cuando conoció al príncipe Felipe, futuro rey de los españoles. El matrimonio llegó en 2004 y tuvo que renunciar al periodismo; así pasó de dar las noticias a ser parte de las noticias. 

Tuvo solo 10 años para aprender a ser reina. Con dos hijas, Leonor y Sofía, Letizia -la joven plebeya de clase media- se prepara para acompañar en el trono al príncipe que desde el próximo 19 de junio será conocido como Felipe VI.