El más atípico miembro de la familia real británica, el príncipe Eduardo de Inglaterra, más interesado en las artes que en las fuerzas armadas, cumple mañana 50 años.

Nacido el 10 de marzo de 1964 en el palacio de Buckingham, Eduardo Antonio Ricardo Luis es el hijo menor de la reina Isabel II, que vino al mundo como tercero en la línea de sucesión al trono británico pero que ha sido desplazado ya al octavo lugar.

Con menos responsabilidades que sus otros hermanos -el príncipe Carlos, la princesa Ana y el duque de York-, Eduardo, no obstante, representa muchas veces a su padre, el duque de Edimburgo, y también a la corona en el extranjero, especialmente en eventos deportivos.

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El príncipe tenía previsto acudir a la inauguración este fin de semana de los Juegos Paralímpicos de Sochi (Rusia), pero su viaje fue cancelado por el Gobierno británico a raíz de la crisis en Ucrania por el despliegue de tropas rusas en Crimea.

También llegó a representar a la soberana en el Peñón de Gibraltar en junio de 2012 durante las celebraciones oficiales por sus sesenta años de reinado.

El príncipe Eduardo acude a veces a bodas de príncipes europeos, en nombre de la realeza británica, como la de la princesa Magdalena de Suecia, celebrada el año pasado en Estocolmo.

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El menos visto en público y el más ignorado por los tabloides, Eduardo es también el miembro de la familia real con un título de bajo rango en la jerarquía de la nobleza británica: el de conde.

A diferencia de sus hermanos, que son príncipes o duques, Eduardo es desde 1999 -cuando se casó con Sophie Rhys-Jones- conde de Wessex, título conocido a través del filme "Shakespeare in Love" (Shakespeare enamorado, 1998), en la que el actor Colin Firth interpretaba a Lord Wessex, un aristócrata necesitado de dinero.

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Eduardo ha roto la tradición real al dedicar parte de su vida al mundo del espectáculo pues trabajó en producciones de varios musicales, entre ellos "El fantasma de la ópera", y creó su propia compañía de televisión en 1993, Ardent Productions, liquidada en junio de 2009.

Aunque siguió los pasos de sus hermanos al estudiar en el exclusivo colegio privado de Gordonstroun, en el norte de Escocia, el príncipe Eduardo no brilló en sus estudios, al obtener notas bajas, que -pese a todo y para sorpresa de muchos- fueron suficientes para entrar en la Universidad inglesa de Cambridge.

Estudió Historia y obtuvo un máster en Artes antes de entrar, como marca la tradición real británica, en las fuerzas armadas, pero su paso fue breve y tormentoso, ya que apenas cumplió cuatro de los doce meses de entrenamiento con los Royal Marines debido al rigor al que le sometieron los militares británicos.

Su salida anticipada molestó al duque de Edimburgo, que lo reprendió hasta hacerlo llorar, mientras el joven príncipe se ganaba fama de hombre débil y "niño de mamá", según los tabloides.

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Y los Royal Marines respondieron a su retirada portando en una ocasión camisetas con la frase: "Puedes convertir una rana en príncipe, pero no a un príncipe en un marine".

Mientras trabajaba en su compañía de televisión, el príncipe conoció a la ejecutiva en relaciones públicas Sophie Rhys-Jones en 1994, pero la joven debió esperar cinco años antes de pasar por el altar en la capilla de San Jorge, en el castillo de Windsor.

La pareja, que vive en la mansión de Bagshot Park, en el condado de Surrey (afueras de Londres), tiene dos hijos: lady Louise, nacida en 2003, y el vizconde James, que vino al mundo en 2007.