El cineasta italiano Bernardo Bertolucci cree que será más recordado por su talento para descubrir jóvenes actrices que como director, dijo en el marco del festival de cine AFI de Los Ángeles, donde se estrena una versión en 3D de "El último emperador".

"No me importa", dice el maestro cuando se le pregunta cómo le gustaría ser recordado. "Mis películas están allí y la gente puede verlas".

"Aunque a veces me río pensando que seré recordado más como un descubridor de jóvenes actrices que como director de cine", agrega el director de 73 años. "¡He descubierto tantas!".

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Menciona a Dominique Sanda, que tras protagonizar "El conformista" actuó en más de 40 películas; a María Schneider, la vapuleada artista de "El último tango en París"; a Liv Tyler, cuyo rostro renacentista se hizo familiar al gran público después de "Belleza robada" (1996); y a Eva Green, quien actuó por primera vez para la gran pantalla en "Los soñadores" (2003) y se volvió cuatro años después en una chica Bond.

Bertolucci recibe a la prensa sentado en una silla de ruedas frente a un plato de galletas en el Hotel Roosevelt de Hollywood, sede del festival de cine del American Film Institute (AFI), que funciona como un precalentamiento para la temporada de premios fílmicos.

Vestido como siempre de negro y con su sombrero borsalino a tono, el cineasta promociona en Estados Unidos la versión 3D de "El último emperador", ganadora de nueve premios Óscar, cuando se cumple el 25 aniversario de su lanzamiento en 1987.

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No pocas gemas del séptimo arte llevan su firma: además de "El conformista" (1970) y el entonces escandaloso "Último tango en París" (1972); destacan el relato político italiano "Novecento" (1976) y el romance africano "El cielo protector" (1990).

Pero Bertolucci no quiere hacer un repaso de su carrera: "No miro para atrás", corta, terminante. "Miro lo que tengo adelante. Algunas veces me equivoqué, pero todas las elecciones que hice fueron sinceras".

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Decidido a hablar del presente, menciona "Tú y yo", un drama sobre un adolescente que se recluye en un sótano. Lanzada en Cannes el año pasado, la cinta se ha estrenado en un puñado de países europeos a lo largo de este año.

También se refiere a una idea aún muy cruda: la biografía del músico y asesino italiano Carlo Gesualdo. "Es una historia trágica y fascinante", dice. "Pero es difícil hablar sobre proyectos futuros porque están en progreso, en mi mente y mi corazón. Tienen que madurar. Como el vino".

Moviéndose con lentitud y con una ronca voz baja, Bertolucci profesa su fascinación por la nueva ola de la televisión estadounidense y en particular por la ya liquidada "Breaking Bad".

"Las películas últimamente no son muy interesantes, mientras las series de televisión están siendo extremadamente interesantes. Están recuperando una forma, es decir un montaje y un ritmo, que no es -y dibuja en el aire una espada cortando secuencias- como en las películas de acción".

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Las series "están recuperando el tiempo que antes era usado en las películas. Ahora las películas tienen que ser de acción, aunque no sean de acción. Lo hacen a través de la edición. Y en las series aún podemos ver a los personajes mirando cosas, contemplando el cielo", dice.

Cuenta también que intentó trasladarse al formato digital cuando realizaba "Tú y yo", pero "la definición, el foco, eran muy fuertes, y yo quería que la película tuviera una cualidad impresionista".

"Pronto veremos películas en un paquete de cigarrillos o en un reloj", bromea. "Estaremos forzados a inventar historias que se adapten a los distintos formatos".

Y aprovecha para dar una lección: "Si un joven me preguntara qué es lo más importante que debe hacer para iniciar una carrera como director de cine, le diría que sea sincero y que siga el ritmo de su corazón. Es importante ser completamente honesto en lo que se hace".