"Hatch", un tigre de bengala de diez años, vive en una jaula de seis por cinco metros, con paredes de cemento y nada verde que le recuerde su hábitat natural desde que llegó al zoológico Villa Dolores de Montevideo tras pasar sus primeros tres años en un circo. Un destino similar tiene una tigresa sin nombre encerrada en la jaula contigua, igualmente inhóspita.