Con sus letras no buscan transmitir nada, son “cualquier cosa que nos pasa, que vimos o experiencias”. En cuanto a lo instrumental, su propósito es “volver un poco a los sesenta, a todo lo psicodélico que como que hace falta hoy… Queremos relajarlos un poco y volver a los sonidos de antes”, explica David Rojas, de 17 años, vocalista y baterista de De Pelucas, una banda de surf rock que se formó en junio del año pasado en Samborondón.El nombre con el que se bautizaron surgió como una burla a “Pelucolandia”, epíteto usado por el presidente Rafael Correa para referirse al sector donde residen David y sus compañeros de banda, Tomás Cansing (17) y Vladimir Kusijanovic (15).Hoy, a las 15:00, tendrá su primer concierto power con bandas más conocidas. Toca junto con Nata Cassette y Los Monkey Puppets en Diva Nicotina.Estos jóvenes se unieron gracias a que David y Tomás se conocieron en el colegio Nuevo Mundo. Según recuerda David, él conoció a Vladimir porque ambos hacen skate y ya sabía que era bajista. “Todos tenemos la misma mentalidad de que hay que crear música y hay una conexión”, agrega.A diferencia de otras bandas, David cuenta que desde el principio, cuando se reunían, grababan bastante. “Nos poníamos a crear, hacíamos jams (improvisaciones musicales), empezamos a crear nuestras letras, las grabábamos enseguida y las subíamos a Soundcloud. Todo low fi, calidad bien fea”.Sus ideas musicales se fusionan en la casa de David, lugar al que se refieren como su estudio. En lo que a su género musical respecta, dicen que en un principio tocaban rock psicodélico y luego se fueron más por el surf rock. “Ahorita estamos en surf rock psicodélico, metemos de todo un poco, lo juntamos y hacemos lo nuestro”, anota David.En tanto, Tomás explica: “Todo comienza con una melodía, un riff (idea musical), de ahí nos juntamos a ver qué sale y seguimos jameando a base de eso”. Cuenta que se inició en la música por jugar Guitar Hero. Luego tomó clases de guitarra, en las que asegura solo haber aprendido acordes. Su técnica se fue perfeccionando al escuchar música y sacar canciones “de oído”.Mientras, Vladimir dice que primero aprendió guitarra en su colegio, el Liceo Panamericano. “Me enseñaron un par de acordes y a leer tablaturas (...). Al año empecé a escuchar a algunos bajistas, me comenzaron a gustar, compré un bajo, empecé a tocarlo y es lo único que me gusta”.David toca batería desde los 10 años. Estudió en un conservatorio, pero dice: “Era una estupidez, me ensañaban solo a pegarle (a la batería) y me salí. Empecé a tocar solo escuchando mi música y saqué mi propio estilo (…). El año pasado descubrí que podía cantar”.De Pelucas ya tiene tres álbumes en su currículo. El primero, que cuenta con seis canciones y se publicó en el 2012, se llama La casa del Gato. El nombre, expresan, surgió porque a David le dicen Gato y en su casa es donde se grabó todo el material discográfico. “La calidad es sucia, pero igualmente se escucha bonito”, manifiesta David.Nueve canciones conforman el segundo, titulado Conversaciones con un revólver, que lanzó en febrero pasado y, a diferencia del primero, grabó con mejores equipos “para que se escuche nice”.El tercero se llama Zombi, fue grabado en tres días y lo presentó un mes después de su segundo disco. “Fue todo en vivo, queríamos volver más a lo sucio, pero grabamos en vivo para que haya un sonido más real”. Incluye siete canciones.Para escuchar a la agrupación se puede ingresar a depelucas.bandcamp.com o a su página en Facebook. ¿Sus influencias? Black Angels, Tame Impala, Pink Floyd y las nacionales Cactus Gamarra y Bejin de Kabuto.Su intención, por el momento, es “compartir música”, dice Tomás, mientras que David afirma: “Sobre todo tratamos de grabar lo que más podamos para que sepan que estamos tocando y que hay algo que pueden escuchar…”.