En la plaza de Santo Domingo, en Quito, la vida no se detiene. Las campanas de la iglesia se confunden con la bocina del paso del Trolebús, las palomas aprovechan las migajas de pan que les botan los visitantes.

La oferta de servicios sexuales, personas en condición de calle y eventos delictivos reposan sobre la vereda del extremo derecho y la insalubridad, con agua estancada, baches en la calle y murales grafiteados, son parte del escenario que se une con proyectos que buscan rehabilitar el sector y darle otro color al barrio.

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Así nace Casa Cultural Arcos Santo Domingo, un predio que estuvo abandonado por 33 años en la intersección de la avenida Rocafuerte y Guayaquil.

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Las casas patrimoniales del centro histórico se han ido rehabilitando. Algunas como restaurantes, otras como museos y algunas todavía habitadas.

Sin embargo, pareciera que este hogar, con más de diez habitaciones, pasadizos y dos patios internos, se volvió invisible en el tiempo.

QUITO. Esta casa patrimonial, llamada Casa Cultural Arcos Santo Domingo, ubicada en la plaza Santo Domingo, estuvo abandonada durante 30 años. Hace un año fue vendida y es propiedad privada. Foto: Alfredo Cárdenas.

En el camino apareció Paulina Montoya, una mujer de 54 años, quien junto a cuatro emprendedoras decidieron embarcarse en un arriesgado proyecto que involucraba la readecuación, rehabilitación y reparación de una casa con más de 200 años de historia.

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Entre basura, muebles viejos, mal olor, paredes caídas, polvo en exceso y un considerable descuido, Paulina y sus socias empezaron a pensar qué hacer, mientras investigaban lo sucedido en esa casa.

“Aquí nació un romance entre el general Antonio José de Sucre y Mariana Carcelén, quienes concurrían en la casa, allá por 1822”, contó la propietaria.

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Su amor fue fugaz, según registros históricos. Si bien ellos no vivían allí, la casa fue testigo de este amorío que creció en la clandestinidad.

Años más tarde llegó Almacenes Rickie, una empresa que ayudó a muchas familias quiteñas en situación de vulnerabilidad.

Ellos importaron los primeros televisores a color marca Philips e ingresaron en el mercado las tradicionales bicicletas ‘Chopper’, un juguete de la época que solía ser adquirido por personas de clase alta por su costo.

Es en el 2024 que el Instituto de Patrimonio ingresó al lugar para realizar una radiografía total. En ese momento, la casa fue tasada en, aproximadamente, $700.000 a $800.000.

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Precio que era inalcanzable para Paulina, pero unieron fuerzas, y con un plan de pago, empezaron las reparaciones.

QUITO. Esta casa patrimonial, llamada Casa Cultural Arcos Santo Domingo, ubicada en la plaza Santo Domingo, estuvo abandonada durante 30 años. Hace un año fue vendida y es propiedad privada. Foto: Alfredo Cárdenas.

Somos muy creyentes que las mujeres debemos tener una oportunidad para crecer y en base a emprendimientos hemos formado una base para mejorar el estatus de vida”, explicó Paulina.

Un cielo raso, paredes nuevas, sistema de alcantarillado, tomas de luz eléctrica y más implementos se han realizado hasta la fecha. Sin embargo, aún se notan los desperfectos que prevén estarán para diciembre de este año.

“Sabemos que la visita del turista se queda en la calle Bolívar, pero la Plaza Santo Domingo siempre fue la principal y no le han dado el atractivo adecuado. Queremos volver a traer toda la tradición quiteña que siempre existió”, mencionó la propietaria.

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Actualmente, varios artistas, grupos culturales y bandas ecuatorianas alquilan el lugar para practicar sus distintas actividades, pero las emprendedoras tienen previsto ofertarlo como un salón de eventos y una cafetería que la están diseñando.

Paulina es la única que ocupa la casa para su diario vivir. En el trajín de los días ha podido identificar tres entes paranormales a los que registra como un niño, una joven y una adulta mayor.

Hay tres fantasmas aquí, ya somos amigos. Hay un niño, una persona adulta y una muchacha. Al principio, el niño metía la mano en la cortina y se veía el bulto de una mano. Luego, en una de las bodegas, una mecedora se movía constantemente y se veía el perfil de una persona adulta con un vestido largo y la chica se pasea por aquí, sale de una habitación, se sienta y ya”, contó.

QUITO. Esta casa patrimonial, llamada Casa Cultural Arcos Santo Domingo. Tiene una zona de eventos, donde alcanzan hasta 175 personas. Foto: Alfredo Cárdenas.

Para ella es cómodo vivir entre espíritus, que según Paulina, son amigables. “Cuántas cosas debieron pasar en estas paredes, cuántas historias no contadas o no registradas tenemos aquí. Sin embargo, las almitas saben que vamos a copar esto para algo positivo”, señaló.

El proyecto abrió espacio para el trabajo y para que las personas puedan exhibir sus emprendimientos a cómodos costos.

Durante los fines de semana, muchas personas se acercan para conocer la casa y comprar. “Es una forma de activar el turismo del centro histórico”, concluyó Paulina.

Al ser una casa patrimonial, el Municipio de Quito ha pedido a sus propietarias que no realicen ningún cambio en la madera y las piedras que tienen un aspecto colonial.

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La pileta central debe mantenerse y, únicamente, pueden reformar la infraestructura interna, más no la fachada.

Por ello, el plan de las administradoras es pintar todo la zona externa, pero paulatinamente, mientras vayan encontrando métodos de recaudación monetaria. (I)