Antes de su muerte, ocurrida el 21 de abril del presente año, el papa Francisco había aprobado el paso a la canonización de los dos primeros santos venezolanos. Estos son el doctor José Gregorio Hernández Cisneros y la monja Carmen Elena Rendiles.

Y ayer, el papa León XIV hizo realidad, ante el repicar de las campanas en la plaza de San Pedro, este sueño de millones de venezolanos que habían pasado la noche en vela en Caracas, y festejaron el momento como una verdadera fiesta, con vítores, lágrimas, risas y fuegos artificiales.

“Son dos santos en un mismo día para un país que ha atravesado una situación bien difícil”, dijo Yesenia Angulo, una creyente de 63 años que atribuye a José Gregorio el curarse de un cáncer.

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Para los católicos, el mensaje de la canonización llega además como un grito de esperanza para la Venezuela que no logra salir de la crisis política que ha llevado a que cientos dejen su patria. La comunidad internacional una vez más es llamada a no olvidar que mientras en una nación no hay democracia, todos los países tienen la amenaza de replicarlo y regularmente se inicia con el autoritarismo.

La imagen de Hernández está tatuada en la cultura popular de Venezuela. Conocido como el médico de los pobres, dio consultas gratuitas y ayudaba con medicinas a los más necesitados. Falleció el 29 de junio de 1919 en Caracas, a los 54 años, atropellado por un auto.

Por su parte, Carmen Rendiles fue una monja nacida sin el brazo izquierdo que superó su discapacidad para fundar la Congregación de las Siervas de Jesús antes de morir en 1977.

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Estos dos venezolanos integran desde ayer la lista de santos latinoamericanos en la que están también los ecuatorianos Narcisa de Jesús, Marianita de Jesús y el Hermano Miguel.

Cada uno de los santos proclamados hizo de la solidaridad, la bondad y los valores parte de su cotidianidad. Más allá de la santidad, estas virtudes son las que Ecuador y el mundo requieren que no se pierdan para una mejor convivencia. (O)