El sobreendeudamiento que evidencian las cifras del país da cuenta de que la educación financiera sigue siendo una deuda pendiente. Según datos oficiales, tres de cada diez ecuatorianos registran una calificación mala o pésima en el buró de crédito debido a sus atrasos en el pago de obligaciones. Hay personas que llegan a acumular deudas de hasta $ 70.000 por capital e intereses con tarjetas de crédito, y que por lo general buscan ayuda ya cuando la situación es insostenible, con procesos de coactiva, con demandas judiciales o reiteradas insistencias de hostigamiento de los acreedores.

En el sector financiero privado y en el público tienen programas para que los ciudadanos mejoren el manejo de sus recursos, pero la mora sigue siendo un problema. El Estado, a través de la educación pública y entidades que maneja, debe iniciar una cruzada que concientice en el manejo de la economía doméstica.

En el sector privado, e incluso en la academia, pueden ayudar a ese objetivo amplificando la difusión de conocimientos financieros en lenguaje accesible con el fin de brindar más herramientas a la ciudadanía –que también debe ser consciente del tema– para su desarrollo económico.

Publicidad

Para tomar decisiones, las personas necesitan tener la suficiente información de las finanzas propias y de cómo usarlas a su favor para planificar un gasto o una deuda; por ejemplo, una regla básica es no gastar más de lo que gana. Lo gastado se refleja en los estados de cuenta y, si no se paga, o no en el tiempo estipulado, merma su calificación en el buró de crédito y hasta puede llegar a afectar la situación financiera de las propias instituciones que conceden esos préstamos cuando el número de personas en la misma mala situación es alto. Además esto añade dificultades a los créditos de viviendas, vehículos y productivos.

En el país, desde noviembre, el ambiente comercial comienza a estimularse por la proximidad de varias fechas, por lo que es un tiempo para recordar este tema. (O)