La paz es perecedera, intermitente. Su búsqueda constante a nivel individual como colectivo debería contemplar, como sociedad, una preparación para apreciarla cuando se la alcanza y perseguir su recuperación cuando se ha diluido. Es pertinente hablar de ello hoy, 21 de septiembre, fecha en que se conmemora el Día Internacional de la Paz.
Son sus sinónimos: tranquilidad, sosiego, armonía, calma, reposo, concordia, conciliación, acuerdo, amistad, quietud, unión. Comprender y darle valor a cada uno de esos estados, preparándose también para enfrentar a sus antónimos –enemistad, guerra, intranquilidad– debiera ser parte de la formación de cada individuo.
Ahora mismo, nuestro país vive en una condición extendida de inquietud y zozobra, de desconfianza hacia el prójimo, hacia las autoridades y las instituciones llamadas a proteger a los ciudadanos. ¡Y qué decir de la incertidumbre que ocasionan las amenazas de paros que terminan estallando en destrucción, a lo que se suma la delincuencia común y el crimen organizado que trasciende fronteras!
Publicidad
Llegados a este punto habría que organizarse como sociedad para recuperar la paz, sanear instituciones y crear condiciones políticas y económicas para prevenir conflictos. No debiera aceptarse la presunción de que se ha llegado a un punto de no retorno. Los ecuatorianos deben rebelarse ante tal supuesto.
¿Sabe el ciudadano promedio cómo construir la paz en su entorno? Formar células cívicas entre allegados para debatir y plantear maneras de recuperar la urbanidad puede ser un inicio, que se complemente con el aporte de instituciones de educación superior con base en estudios e investigaciones orientados a la resolución de conflictos, a reparar el tejido social y a despertar un sentir de colectivo vivo, consciente de que se trata de un organismo que no puede permitirse contener partes descompuestas, porque estas terminan afectando al resto de la unidad.
La paz no se reduce solo a la ausencia de conflicto. Se requiere paz, tranquilidad para ejercer derechos y disfrutar la vida. (O)