El búnker más blindado del Ecuador. Así ha descrito John Reimberg, ministro del Interior, a la cárcel de máxima seguridad que el Gobierno puso a operar esta semana con el traslado de 320 reos. El presidente Daniel Noboa reconoce que la infraestructura está avanzada en un 35 %, pero el compromiso es que en un mes esté completa.
Edificada en la provincia de Santa Elena, el régimen promete haberla dotada de extremas seguridades. Espacio aéreo cerrado, área declarada zona de seguridad, inhibidores de señal, filtros de seguridad con cámaras e inteligencia artificial para identificar patrones de riesgo.
Con la operatividad de la llamada Cárcel del Encuentro, el Gobierno cumple una de las promesas de campaña, más allá de los cuestionamientos por su entrada en funcionamiento sin estar completa la construcción. Ante una crisis de inseguridad y las últimas masacres suscitadas en prisiones del país se han exigido acciones a las autoridades y el Gobierno señala que esta es una evidente.
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La decisión tomada a poco del referéndum y consulta popular del 16 de noviembre es vista por la oposición como un golpe de efecto, pero es también un riesgo a mediano plazo si pasado el proceso no se logra cambiar la percepción y las estadísticas sobre la inseguridad.
Cada vez que se presentan incidentes en las prisiones las autoridades lo atribuyen a enfrentamientos entre bandas y a disputas por territorios en vista de que desde las cárceles se ordenan extorsiones, asesinatos, tráfico de drogas, armas y más delitos.
El gran reto con el traslado de los líderes de bandas a la cárcel de Santa Elena es que se frene esta violencia, además de que las seguridades funcionen para beneficio de toda la ciudadanía.
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En paralelo, ayer el presidente anunció la construcción de otra prisión. Todos los esfuerzos contra la inseguridad son válidos, es más, la sociedad los sigue exigiendo, así como el cumplimiento de promesas que viniendo del jefe de Estado son de obligatorio cumplimiento. (O)





















