Las tormentas invernales provocaron la suspensión o retrasos de miles de vuelos en Estados Unidos el reciente fin de semana.

El viernes fueron canceladas operaciones que salían de Quito o Guayaquil hacia Nueva York. El sábado, más de 7.000 vuelos fueron suspendidos en Estados Unidos, según datos del portal FlightAware. El mayor impacto lo experimentó Nueva York.

Cuando se trata de retrasos o cambios por estado del clima las aerolíneas no entregan compensaciones, pues no son causantes de la situación. Sin embargo, sí están obligadas a reprogramar o reembolsar el valor del pasaje en esos casos.

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La Autoridad Aeroportuaria de Guayaquil ratifica en su página web que no aplican compensaciones cuando el retraso o cancelación del vuelo es ocasionado por caso fortuito o de fuerza mayor, como eventos climáticos que impidan volar por seguridad.

“Les recomiendo a todos que estén atentos a los pronósticos locales y eviten viajes innecesarios. Si tienen que tomar un avión, planifiquen con anticipación, tómenlo con calma y reserven tiempo suficiente para llegar a sus destinos de forma segura”, advirtió en la red X la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul.

Lo correcto es que las líneas aéreas, aeropuertos en general y autoridades mantengan información precisa y oportuna respecto de la situación de los vuelos. Si bien por un tema fortuito no existen compensaciones, esta semana resulta particularmente inquietante para los viajeros la cancelación de un vuelo, sobre todo los internacionales.

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Los migrantes latinoamericanos son afectos a viajar para iniciar el año en sus países y sus itinerarios se ven afectados.

En su cuenta de X el aeropuerto internacional de Quito mantiene información constante de los vuelos. Esto deben replicarlo otras terminales, como la de Guayaquil, y las líneas aéreas en comunicación directa con sus clientes. El clima es cambiante y en época de tormentas la comunicación evitará sorpresas, roces, gastos y malos ratos. (O)