Dos coches bomba explotando en la capital de la República, amenazas de extorsionadores a conductores de tanqueros que laboran en Monte Sinaí, una masacre en Balzar y otros asesinatos esta semana hacen urgente plantear unidad para enfrentar un flagelo que no ha dado tregua al país donde se asesina hasta a políticos.

El techo del segundo coche bomba de Quito voló hasta la terraza del edificio de al lado

El crimen organizado sigue actuando en una sociedad que no logra encontrar salida a la inseguridad. La débil institucionalidad, la desinformación, los enfrentamientos políticos, sin el mínimo interés de ceder y sentarse a cruzar ideas y encontrar coincidencias y soluciones, dan ventaja al narcotráfico, a los extorsionadores, sicarios y otros delincuentes.

Los esfuerzos aislados siempre serán frágiles. El Gobierno con los estados de excepción anuncia que se baja el número de muertes violentas, pero el Ecuador no puede vivir constantemente bajo ese régimen, por eso se requieren planes de seguridad a largo plazo, de cooperación internacional, de organización...

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Seis sujetos fueron detenidos por explosión de un vehículo en el sector de la Mariscal, en Quito

¿Puede el Ecuador solo contra el crimen organizado? Definitivamente no. La comunidad internacional debe volver sus ojos al país y las autoridades buscar experiencias y colaboración externa, sin afectar la soberanía, para al menos encaminar soluciones y que el próximo Gobierno –independientemente del que resulte electo el 15 de octubre– encuentre bases para salir del hoyo en el que estamos.

Es cierto que se requieren recursos, pero para lograrlos hay que estar organizados y recuperar la institucionalidad, todo va en conjunto: acciones y justicia.

Las explosiones de dos carros bomba en Quito causan una nueva alarma. El Gobierno las ha atribuido a las intervenciones en cárceles. De los asesinatos al alcalde de Manta, Agustín Intriago, y al candidato presidencial Fernando Villavicencio hay detenidos, pero los casos siguen en investigación.

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La confianza en la justicia y en todas las instituciones es importante en el camino de lograr organización y unidad en la lucha contra la delincuencia. (O)