De todas las desapariciones denunciadas en el 2023, en Ecuador, hay 730 personas de las que su paradero es un misterio, sus casos siguen en investigación. El 9 de enero pasado el presidente Daniel Noboa declaró el conflicto armado interno, de ese mes hay 119 reportes de desaparecidos.

¿Por qué mencionar la declaratoria de estado de guerra?, porque muchas desapariciones son responsabilidad de la delincuencia organizada: el 5 % de los 7.572 desaparecidos en 2023, esto es 403, fueron hallados muertos. Por otros se ha pedido rescate y ante ello actúa la Unidad Antisecuestros y Extorsión (Unase).

Lidia Rueda, presidenta de Asfadec, sobre desaparecidos: Los encontramos escopolaminados, y cuando se les va la mano a las bandas delictivas, los hallamos muertos

Registros del Ministerio del Interior señalan que el 78 % de las desapariciones corresponde a personas que se alejan de su entorno sin dar aviso.

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Es oneroso para el Estado que esto ocurra porque hecha una denuncia se deben levantar protocolos y búsqueda que significan recursos físicos y económicos. La autoridad afirma que hay casos de mayores de edad que son localizados, pero no quieren ser hallados por su familia, los menores sí son devueltos a su hogar.

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Es dramático para los familiares de los 730 desaparecidos el año pasado, y los cientos que se suman de años anteriores y de 2024, no tener noticias de su ser querido. En la provincia de Esmeraldas Diego Alcívar, un taxista de 28 años, fue visto por última vez en una estación de gasolina la noche del 23 de abril de 2023, al día siguiente se hizo la denuncia, el 25 apareció su taxi, pero de él no hay rastro.

La familia de Diego como otras tantas de Ecuador no abandonan la búsqueda y exigen al Estado respuestas. La Asociación de Familiares y Amigos de Personas Desaparecidas en el Ecuador (Asfadec) hace marchas y visibiliza los casos.

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Es necesario que haya claridad respecto a las desapariciones, que los responsables de secuestros y muertes reciban y cumplan sentencia. Y también responsabilidad de quienes dejan sus hogares por voluntad propia para no ocupar recursos que pueden salvar una vida que está en peligro si no se actúa y localiza a tiempo. (O)