La violencia no distingue profesiones, razas, religiones o ideologías... A diario en EL UNIVERSO informamos de víctimas: adultos, jóvenes o niños y exigimos acciones para frenar la inseguridad.

Este 21 de agosto esa violencia alcanzó a uno de los nuestros, un periodista sencillo, riguroso, sensible; un hijo, hermano, tío. A un ecuatoriano que como tantos otros dedicaron su vida a un trabajo honesto con la esperanza de volver a tener un país de paz y desarrollo.

Ecuador ha perdido la pluma de Xavier Ramos Pereira, un periodista riguroso, sensible y comprometido

Hoy, como todos los días, condenamos la violencia en todas sus formas. Xavier Ramos Pereira, un periodista de este Diario, se convierte en otra víctima. No fue necesario que salga de su casa, su victimario entró a ella. La historia de muerte y dolor no debe ni puede normalizarse en ninguna circunstancia.

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Esta vez fue un periodista, antes fue un abogado, médico, maestro o albañil. Ahora ocurrió en la Alborada, en el norte de Guayaquil, pero tristemente pasa en distintos sectores de la ciudad o el país.

Desde esta columna no hemos sido pasivos espectadores, desde siempre reclamamos, exigimos que el Estado cumpla su obligación de garantizar seguridad a los ciudadanos del Ecuador, ahora volvemos a hacerlo y seguiremos demandando el derecho de vivir en paz, así como la necesidad de justicia.

Organizaciones lamentan el asesinato de periodista de EL UNIVERSO

El mismo día que asesinaron a Xavier Ramos Pereira, en la cooperativa Juan Moltalvo un ataque con arma de fuego durante una fiesta de cumpleaños dejó tres fallecidos. De enero a julio de este año los crímenes violentos suman 5.268 víctimas a nivel nacional y en la Zona 8 –que comprende Guayaquil, Durán y Samborondón– son 2.004 homicidios, femicidios y asesinatos, según la base de datos abierta del Ministerio del Interior.

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El Gobierno desarrolla operativos, planes de seguridad, anuncia cooperación internacional, pero la violencia sigue actuando sin tregua. Y sin descanso tiene la obligación de trabajar el Estado para devolver la paz perdida. Todos los ecuatorianos tienen derecho a caminar sin miedo. (O)