Es aceptable que en los establecimientos educacionales se haya establecido libertad de religión, pero lo que parece que no está claro para mucha gente es que Dios no es religión. El desconocimiento de la ley de Dios trae consecuencias desastrosas para el ser humano.

La ley de Dios escrita en la Biblia encierra principios y valores morales y espirituales que inculcados en la infancia se graban en el subconsciente y se convierten en normas de conducta para toda la vida de la persona. Eso es lo que dice en Proverbios 22:6: “Instruye al niño, en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. Y: “El que ama a su hijo, desde temprano lo corrige y el que detiene el castigo lo aborrece” (Proverbios 13:24); pero se refiere al castigo sensato, no al maltrato físico que envilece. Esto es muy importante tener presente, y debe establecerse que el psicólogo del establecimiento educacional, que es la persona más indicada, una vez a la semana instruya al alumnado, y una vez por semana a los padres de familia, en materias de formación de la personalidad, y de la conducta y el rol del padre y de la madre; ya que la presencia de ambos es indispensable dentro de los hogares para la formación equilibrada de los hijos. (O)

Carlos Garcés Montiel, Guayaquil