En un país donde la igualdad de género sigue siendo una promesa pendiente, la Vicepresidencia de la República del Ecuador tiene hoy la oportunidad y la responsabilidad de asumir un rol protagónico. La equidad entre mujeres y hombres no puede continuar siendo tratada como una tarea secundaria ni como un tema exclusivamente sectorial. Se trata de un eje transversal del desarrollo, de la democracia y de los derechos humanos.

La historia reciente del Ecuador, respaldada por una de las constituciones más avanzadas de América Latina, ha dado pasos importantes en el reconocimiento de los derechos de las mujeres (Constitución de la República del Ecuador arts. 11, 66, 70, 78, 320, 332). Sin embargo, la persistencia de desigualdades estructurales, la violencia de género, la sobrecarga del trabajo no remunerado, la brecha salarial y la escasa representación política de las mujeres demuestran que los avances legales no se han traducido en transformaciones reales y sostenidas.

¿Cómo podemos mejorar al Ecuador?

Es en este contexto que proponemos, con urgencia y convicción, que la Vicepresidencia de la República asuma formalmente las competencias relacionadas con la igualdad de género, en coherencia con su mandato constitucional de velar por el bienestar social y la equidad. Esta asunción no solo respondería a una deuda histórica, sino que marcaría un compromiso firme y visible con el presente y el futuro del país.

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Una Vicepresidencia con competencias directas en materia de igualdad permitiría coordinar de forma intersectorial la formulación, implementación y seguimiento de políticas públicas con enfoque de género; impulsar una agenda nacional para la aprobación y ejecución de una Ley Violeta, que establezca un Sistema Nacional de Cuidados, combata la violencia estructural y promueva la autonomía económica de las mujeres; y también fortalecer la institucionalidad pública en todos los niveles, articulando esfuerzos entre el Gobierno central, los gobiernos autónomos descentralizados, la sociedad civil y el sector privado; además, garantizar una representación de alto nivel para las mujeres en los espacios de toma de decisiones, desde donde se impulsen transformaciones profundas y sostenidas.

No es la ley, es el hombre

Este liderazgo no significa sustituir a otras instituciones, sino fortalecer y coordinar con ellas. Asumir esta competencia desde la Vicepresidencia permitiría dotar de mayor jerarquía, coherencia y recursos a una agenda que debe dejar de ser marginal para convertirse en prioritaria.

No se trata solo de honrar compromisos internacionales como el ODS 5, la Cedaw o la Convención de Belém do Pará. Se trata de honrar la vida, la dignidad y los derechos de millones de mujeres ecuatorianas que han sostenido el país en silencio, muchas veces desde la exclusión, la violencia o la invisibilidad. Porque sin igualdad de género, no hay justicia social. Y sin justicia social, no hay democracia posible.

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Es hora de que la Vicepresidencia del Ecuador se levante como el motor de este cambio. Porque la igualdad no puede seguir esperando. Porque el tiempo de actuar no es mañana. Es ahora. (O)

Jorge Ortiz Merchán, máster en Economía y Políticas Públicas, Durán