Al terminar el año, Ecuador aún se encuentra inmerso en una serie de desafíos sistémicos que abarcan una multiplicidad de ámbitos. La asunción del joven presidente Daniel Noboa marca un punto de inflexión en la dirección del país, donde se vislumbra la posibilidad de un renacer ético y económico. En este análisis, abordaré críticamente cada uno de estos aspectos, enfocándonos en la esperanza que emana de experiencias similares en otros países como Argentina y El Salvador.

La llegada de Daniel Noboa al poder despertó el optimismo de la implementación de reformas políticas y de reconstruir las instituciones contaminadas. La crisis de credibilidad generada por el caso Metástasis, donde la fiscal Diana Salazar denuncia la vinculación de altos funcionarios con el narcotráfico, destaca la urgente necesidad de una reforma judicial integral que permita revertir la desconfianza en sus instituciones. La efectividad de estas reformas dependerá de la “voluntad política” para abordar la corrupción arraigada y devolver la confianza a las estructuras gubernamentales. La transparencia y la rendición de cuentas deben ser elementos clave para restaurar la fe en el sistema.

El año que se va

La crisis económica que tiene a Ecuador en una posición precaria exige medidas drásticas. La experiencia de Argentina, con las recientes decisiones de reformas estructurales, muestra que la resiliencia económica es posible con políticas fiscales responsables y un enfoque claro en la atracción de inversiones. Noboa enfrenta el desafío de restaurar la confianza de los inversionistas y reactivar la economía, tomando lecciones de naciones que han superado situaciones similares. Debe liderar una estrategia integral que aborde la deuda externa, promueva la estabilidad macroeconómica y estimule el crecimiento sostenible.

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La lucha contra la crisis social y la inseguridad derivada del narcotráfico requiere un enfoque holístico. La experiencia de El Salvador, que ha implementado medidas enérgicas para abordar la violencia y la inseguridad, deben servirnos como modelo. Noboa debe reconocer la interconexión entre pobreza, falta de oportunidades e inseguridad, abordando no solo los síntomas, sino las causas fundamentales del problema.

La implementación de políticas sociales que promuevan la inclusión, igualdad y acceso a oportunidades educativas y laborales ¡es crucial! La seguridad ciudadana debe ir de la mano con programas que aborden la desigualdad y la exclusión social. El 2024 se vislumbra como un año clave, donde la implementación exitosa de reformas políticas y económicas puede conducir a un reverdecer ético, moral y económico. Estamos frente a la posibilidad de consolidar una justicia independiente, de revitalizar la economía y de fortalecer la sociedad. La experiencia de Argentina y El Salvador en la actualidad demuestra que, con firmeza, tenacidad y persistencia, es posible superar desafíos significativos y sentar las bases para un desarrollo sostenible.

La mayor riqueza somos nosotros mismos

Ecuador se encuentra en un momento crucial de su historia, con la esperanza de emular el éxito de otras naciones que han superado crisis similares. La gestión de Daniel Noboa será determinante, y la sociedad ecuatoriana debe comprometerse en conjunto con las medidas propuestas. El renacer económico es alcanzable con una dirección estratégica sólida y con la participación de todos los sectores.

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¡Aún tenemos la oportunidad de rediseñar nuestro destino y avanzar hacia un futuro más próspero y justo! (O)

Eugenio Morocho Quinteros, arquitecto, Azogues