Los campesinos y seudocampesinos afiliados al Seguro Campesino endosado al IESS, en lugar de pagar la aportación de $ 90 mensuales que corresponde al salario mínimo vital que pagan los afiliados al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, solamente cancelan $ 2.

Y como dichos afiliados del Seguro Campesino no tienen patrono, el cual debería ser el Ministerio de Agricultura, se produce la adulteración de la afiliación que fue promocionada por el anterior Gobierno y por el actual, que en algunas semanas termina su función. Esta población rural accede prácticamente gratis a servicios y beneficios que son del IESS, y se afilian Sansón y los que no son, causando un déficit actuarial $ 1.000 millones; se produce corrupción del sistema previsional de seguridad social. Igual sucede con los enfermos de males catastróficos. El Gobierno al no tener dinero para paliar estos problemas firma una carta de intención con entes de crédito y deja que el problema lo resuelva el Gobierno que va a entrar o que viene atrás. Con la leguleyada hacen creer al pueblo que con una carta de compromiso van a ahorrar un 40%, que es la deuda que se contrajo en sucres (de 1987 a 1999 devaluaron el sucre 20 veces al cien por ciento); o sea, pagar 40% por 50 años para seguirle sacando plata al IESS. ¿Qué tal si en lugar de hacer ese contubernio ponen en el seguro campesino como patrono de los campesinos y de los que reciben bonos de auxilio y otros como el de la pobreza, al Ministerio de Agricultura; y al Ministerio de Salud, como patrono de los enfermos de bajos recursos económicos que sufren enfermedades catastróficas? (O)

Salvador C. Loffredo Autheman, ingeniero civil, avenida Samborondón