Construir un retorno vial no es ciencia. Tan simple como hacer un carril para que un vehículo pueda girar en ‘U’ de forma cómoda y segura; sus trazos están en internet y su forma depende del tamaño de los vehículos. Los carros livianos necesitarán un radio de giro menor, pero deben ser holgados para que no raspen los bordillos como en la vía a Samborondón, donde se han gastado fortunas en hacerlos.
Por ese motivo, en abril del 2019 presenté un oficio a la alcaldía de Samborondón, luego de reunirme con el gerente de la ATS de ese entonces. En efecto, se mejoró la forma de los retornos, pero cometieron el error de mover el retorno 6 hacia el sur, cuando debió ser al revés. Ahora para ir a la avenida Los Arrozales desde el carril de enfrente, hay que dar una vuelta de más de 2 kilómetros sorteando el tráfico que baja del puente de Sauces y cae en la avenida Samborondón. En horas pico, agentes de tránsito detienen el tráfico y el puente se abarrota. El problema es que dicho puente también lo hicieron al revés: los pasos elevados eran sobre la avenida Samborondón y la conexión con Sauces por debajo. Por esto, se debería construir un nuevo retorno bajo el referido puente y una salida directa a Guayaquil para no dar la vuelta un kilómetro más adelante. Se van a necesitar más semáforos, pero con nuevos pasos peatonales otros podrían eliminarse. Guardo un sentido de pertenencia con Samborondón porque mis abuelos se iban en lancha río arriba a pasear en familia; también colaboré con monseñor Luis Arias Altamirano, que fue canciller de la Catedral de Guayaquil, en la construcción de la iglesia Santa Ana de Samborondón e hizo su bandera; trabajé algunos años en la ampliación del Puente de la Unidad Nacional que nos une con Guayaquil y Durán cuando ni existía el lugar donde hoy resido. Ojalá el nuevo máster plan vial municipal sea una solución. (O)
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Carlos Luis Hernández Bravo, ingeniero civil, avenida Samborondón