El Ecuador entero debe plantearse concienzudamente la siguiente pregunta: ¿estamos respetando nuestra patria?

Los meses de septiembre, octubre y noviembre representan el simbolismo patrio en conmemoración a la bandera, escudo e himno nacional de nuestro Ecuador; pero es solo eso, un simbolismo al igual que las religiones sin credo y sin patriotas.

El verdadero respeto sinónimo de honra para con la patria es el deber y obligación de los gobernantes y del pueblo para eliminar la corrupción, el desempleo, la pobreza, la ignorancia, la exclusión social y la actual ola narcoterrorista delictiva.

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El verdadero sentido de honrar la patria ecuatoriana, además de consignarle los ideales anteriormente detallados, se resume en promover una vida digna con excelente acceso cultural, intercultural, social y de seguridad nacional para establecer una sociedad realmente sostenible.

Nuestro escudo nacional ecuatoriano muestra nuestra soberanía independentista al defender nuestro suelo patrio frente a los diferentes invasores que pretendieron mancillarlo; nuestro escudo muestra nuestro cóndor, simbolismo del esplendor de las cimas victoriosas iluminadas por el radiante sol.

Me parece que no respetamos nuestra patria, ni gobernantes, ni pueblo y ni las Fuerzas Armadas.

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Jóvenes colegiales, universitarios, fuerza laboral y conciudadanos, demostremos verdaderamente la honra y honor de nuestra patria; por un Ecuador renaciente, muestren su clamor indignante por tanta politiquería.

Conciudadanos, mostremos el clamor soberano de un pueblo harto de amañamientos, hostigado de la falsa seguridad nacional vestida de estados de excepción que no funcionan; cansados de una educación deficiente, expresemos nuestro cansancio a la falsa inclusión y economía social que se vive en el país.

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Queridos ecuatorianos, demostremos nuestra unión, demostremos nuestra indignación y rechazo al conformismo y al desempleo.

Conciudadanos, demostremos nuestra notable y razonable soberanía por nuestra democracia, justicia, libertad, porvenir y paz. Las cosas tienen que cambiar. (O)

Alfredo González Vera, ingeniero civil, Guayaquil