Dejémonos de cantos, pintar murales, falso romanticismo.

A Guayaquil la debemos celebrar todos los días siendo dignos, respetuosos, limpios, educados, honrados con la ciudad. Las autoridades, devolviendo con transparencia y eficiencia las obras que necesita la ciudadanía y no debe rogar para que se las den. Y el pueblo cumpliendo las normas, las leyes de tránsito, cuidando el ornato, sin tomarse calles para jugar índor, hacer malabarismos, ventas de comidas...; sin ensuciarla, sin dejar tiradas las heces de las mascotas, etc. (O)

Alina Caballero, Guayaquil

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