¡Qué pasa con toda la droga que los policías y los militares decomisan, encuentran, a diario, en ciudades, selva, fronteras, playas, etc.?

Informan a los medios que van a incinerar, que la destruyeron; no convocan a todos los medios de comunicación cuando la queman o la destruyen, no dan a conocer ni siquiera por videos cómo es todo el proceso de la destrucción, quiénes participan, qué hacen con los restos, las cenizas que quedan; qué hacen con los productos químicos de los laboratorios y cocinas clandestinos donde procesan dichas sustancias tóxicas cuyas ventas generan millones de dólares, corrupción, violencia, muertos; no dicen cuál es la investigación para dar con el paradero de los delincuentes narcos, si los condenaron, etc. Igual con los delincuentes contumaces, dicen que atraparon a toda la banda de los más buscados, como informaban todos los días funcionarios en época de la fracasada revolución del siglo XXI; nunca avisaron a la prensa ni en fotos para demostrar que pusieron en los calabozos a todos los peligrosos delincuentes “atrapados”. (O)

Francisco Javier Ríos, Quito