Me indigna saber que a un candidato le dieron $ 27.500 por la renuncia al Banco Central y ello sin haber trabajado 10 años. Sin embargo -como cientos de profesores universitarios- yo solo recibí $13.000 por 43 años de trabajo en la Universidad de Guayaquil, esto por una inconstitucional resolución de la Senescyt. ¡Indignan esos privilegios!

Es verdad que se han conculcado los derechos de los docentes universitarios jubilados, sin que hasta la fecha atiendan sus reclamos. He visto a muchos maestros que fueron decanos o directores de carreras o profesores no tener dinero para comprar una receta o un plan de telefonía celular para comunicarse. Esperamos que las nuevas autoridades de la alma mater porteña reparen tremenda injusticia consumada en Ecuador por los gobiernos del socialismo siglo XXI, es necesario recordar cómo trataron a las universidades. (O)

Wilson Homero Sánchez Castello, abogado, Guayaquil