El fentanilo es el camino hacia el infierno. Los medios publican noticias y fotos de adictos en Ecuador.
Ahí les vemos además en Google a verdaderos guiñapos desorientados, desgarbados, parecen zombis sin mente, sin razón, sin control, sus cuerpos arqueados, inestables, sin conciencia de nada; esperando que termine la acción de la droga para comenzar otra dosis. Es 100 veces más potente que la morfina y 50 veces más potente que la heroína, una bomba atómica contra el organismo humano, destroza la vida y la piel.
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En los Estados Unidos, en ciudades como Pensilvania, California, etc., mueren diariamente de 150 a 200 adictos. Y Filadelfia tiene una verdadera ‘epidemia’ con grandes cantidades de zombis que ocupan barrios enteros, solo en el año 2021 se produjeron más de 100.000 fallecidos por efectos de esta droga.
¿Qué es el fentanilo? Es un opioide, analgésico sintético, actúa a nivel central y su uso prolongado produce adicción o hábito. Se usa para el tratamiento del dolor del cáncer. Se encuentra en forma de inyección, pastillas, gotas, polvo y su precio es más bajo que la heroína. ¿Qué hace en el cuerpo? Actúa sobre un grupo de receptores en el cerebro y altera la formación de la serotonina, produce euforia, disquinesia (movimientos incontrolables, estado de zombis). Dosis altas causan disnea, asfixia y muerte; además la piel se cae, destroza la vida.
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Esta droga se está constituyendo en un problema en Estados Unidos y en México, donde los carteles que negocian con la sustancia la han visto en una gran fuente de ingresos económicos. La única forma de prevenir a nuestra niñez y juventud del efecto dañino de todas estas drogas tóxicas y adictivas es a través de la educación y exaltación de los valores religiosos, morales y éticos para que las nuevas generaciones no entren en dicho infierno. (O)
Hugo Cajas Salvatierra, doctor en Medicina y cirugía, Milagro