La vacuna de la fiebre amarilla es requisito para el visado a Costa Rica, y como viajaré en un mes acudí al único vacunatorio internacional del Ministerio de Salud Pública y me encontré con casi 30 personas que ya se encontraban haciendo columna fuera del establecimiento, con bastante probabilidad de ser asaltados por la inseguridad que vivimos. A pesar de llegar a las siete de la mañana, recién a las nueve de la mañana pude llegar a la puerta donde ya se encontraba el guardia. Dentro pude observar que habían dispuesto sillas de espera y que se iban moviendo de acuerdo al turno.
Cuando ya me correspondía entrar a mi, noté a un joven que estaba ahí expectante de que el guardia lo dejara pasar. Jamás hizo fila y llegó a las nueve de la mañana. Cuando ya me tocaba ingresar, el guardia lo dejó pasar y tomó mi lugar por el que esperé tres horas.
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Certificado de vacunación contra la fiebre amarilla se emite en formato digital en Ecuador
La enfermera salió por dos ocasiones a recoger las cédulas con la finalidad de dar turnos. Cuando ya me correspondía mi turno, la enfermera perdió mi cédula, y de no ser a mi reclamo y el de todos los que me acompañaban me dejaba nuevamente última.
Cuando ya ingresé al vacunatorio, observé a cuatro personas: una doctora sentada sin hacer nada, un joven que pedía nombre, dirección y número de teléfono, otra chica que tampoco hacía nada y otra señorita que estaba en la computadora. Para mi sorpresa la enfermera que es la que sale a pedir documentos, organiza los turnos, sale a llamar, es también la que inocula la vacuna. La observé detenidamente y jamás se lavó o realizó higiene de manos previo a mi vacunación, e incluso cuando cargó la vacuna, sin tapar la jeringa eliminó el líquido en el aire lo cual es terrible porque no me garantiza mi dosis completa.
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Exijo mayor control por parte de las autoridades de la coordinación zonal 8 en cuanto a la gestión administrativa y la seguridad de los pacientes. (O)
Joicy Anabel Franco Coffre, licenciada en enfermería, Guayaquil