Los habitantes de Samborondón que vivimos frente a las piscinas de oxidación de aguas negras, aproximadamente desde el kilómetro 4 hacia el norte de la avenida Samborondón, frente a la margen derecha del río Daule, sufrimos por los fuertes hedores que despiden tales piscinas. A veces es insoportable, especialmente cuando empieza la noche, que especialmente en esta época es realmente nauseabundo e insoportable.
La autoridad municipal de Guayaquil debe cuidar que no se atente contra nuestros derechos de vivir en ambientes sanos y libres de la contaminación ambiental, también la de Samborondón. Exigimos que tal descuido y abuso se terminen. (O)
Eduardo Peña Triviño, exvicepresidente de la República, Samborondón