Los problemas sociales que enfrentamos hoy en día nos muestran que, aun cuando logramos fundar la República del Ecuador, nuestra gente no es libre para alcanzar prosperidad. Hemos vivido a merced de déspotas demagogos que se han servido de los fondos públicos para enriquecer sus bolsillos. Vivimos encadenados a reglamentos burocráticos que ni siquiera permiten emprender. Y nuestra libertad es una quimera ante la corrupción, que ha permitido que la delincuencia y la inseguridad sean dueñas de este país.

Los problemas que vienen sucediendo desde el nacimiento de nuestra República se han dado en parte por la aceptación del paternalismo estatal, sistema de caudillismo que nos lleva a seguir líderes sin cuestionarlos. Vemos al Estado como un protector que debe satisfacer nuestros deseos y siempre nos cuidará; planteamiento alejado de la realidad. Pero este conformismo, este pensar limita nuestra capacidad de actuar, reclamar, luchar como individuos, como ciudadanos de un país lleno de riquezas, que no tenemos por qué depender de castas políticas que viven aplastando nuestros derechos. Ningún héroe sacrificó su vida en el Pichincha por una nación que no puede brindar ni seguridad a sus ciudadanos. El ejemplo de nuestros próceres fue luchar por tener la libertad para alcanzar una sociedad próspera y justa. (O)

Carlos Enrique Vallarino Herrera, abogado, Salinas