Una máquina que trabaja sin programa de mantenimiento no solo resta vida útil, sino que colapsa en cualquier momento. Es el caso típico del transporte ecuatoriano. El Metro de Quito no es la excepción, lleva trabajando 22 meses con buen servicio, pero sin mantenimiento lo que es preocupante, la EPMMQ dice que hace por administración directa, lo cierto es que se han presentado problemas de operación que han molestado a los usuarios.
La verdadera política se está perdiendo
Tres concejales y dos exgerentes han observado la gestión municipal y no están de acuerdo, dicen que es mejor que el mantenimiento sea contratado con un tercero porque el actual es superficial, realizado con personal sin experiencia y con herramientas insuficientes. Advierten que, de no haber un cambio, el Municipio está poniendo en riesgo al sistema y lo que es más grave, la vida de los usuarios. A los concejales no les importa quién sea el tercero, solo que tenga experiencia; en cambio, los exgerentes piden que el contrato de mantenimiento sea con el operador internacional, porque la operación y el mantenimiento deben ser un solo cuerpo, como estaba previsto hasta antes del 12 de enero de 2021, cuando se cambió el criterio en la redacción de los términos de referencia para la contratación del operador internacional, elaborados por el estructurador y aceptados por la EPMMQ. Específicamente el cambio se realizó en el TDR Técnico 1, numeral 5, que textualmente dice: “El adjudicatario de la PLMQ será responsable de lo siguiente: la operación del material móvil, que será mantenido por un tercero”, tercero que será contratado por la EPMMQ y supervisado por el operador. Este enredo administrativo es el talón de Aquiles del Metro, el divorcio entre operación y mantenimiento es negativo y las consecuencias no se ven todavía. El Municipio aún está a tiempo de rectificar. (O)
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Marco A. Zurita Ríos, ingeniero civil, Quito