El representante del presidente de la República en la Junta de Regulación Financiera y Monetaria, Marco López, manifestó en una entrevista en canal 4 de televisión que la dolarización se parece a una rana que se hierve en una olla y que explotará en algún momento. Evidente que se cumplirá el acerto cuando no han podido plantear la pretendida reforma al Banco Central y por segunda ocasión la devuelven al Ejecutivo, porque el texto contiene dieciséis inconstitucionalidades.

¿Qué pasa con juristas del Banco Central, de la Junta de Regulación citada, del Ministerio de Economía y Finanzas y de la Secretaría Jurídica de la Presidencia de la República?, deberían conocer que una ley no puede derogar expresas disposiciones de la Constitución y que en derecho público solo está permitido hacer lo que dicta la normativa. La gerente del Banco Central expresó a EL UNIVERSO que en 21 años no han podido determinar las cantidades que los accionistas de la banca cerrada deben pagar. Pero a renglón seguido dice que se crea una entidad para dicho propósito con los mismos funcionarios del actual Banco Central. ¿Qué tan difícil sería añadir un artículo innumerado en la ley que determina la organización y funcionamiento del Banco Central expresando que “cualquier acto que pretenda tomar dineros de la reserva internacional constituirá delito contra el Estado, y la pena será de prisión de quince años, tanto para el que ordene dicho acto como para el que lo ejecute”? Al parecer se sospecha de otros intereses que presuntamente han llevado al enmarañado camino a la olla de sapos. (O)

César Aurelio Molina Pérez, Quito

Publicidad