Me gustaría ver a los dirigentes indígenas y de las denominadas organizaciones sociales luchar contra la minería ilegal, el contrabando de combustibles, la circulación de la droga en sus territorios con la ferocidad con la que destruyen bienes públicos y privados, afectando la paz ciudadana y la economía nacional.
Parecería que son ciegos, sordos y mudos para no percatarse de las enormes maquinarias que circulan por sus territorios para explotar las minas, destruir la fauna, la flora y la calidad del agua, y extraer combustible de las tuberías, con cuyas acciones se enriquecen ilícitamente organizaciones criminales que no aportan al desarrollo del país, pero están en condiciones de financiar la violencia y el caos para su propio beneficio.
Los reclamos deben realizarse sobre la base de un análisis objetivo de las causas de los problemas y la búsqueda de soluciones. Está demostrado con evidencias y datos irrefutables que el subsidio al diésel beneficia a quienes tienen mayores recursos económicos y a las economías criminales que contrabandean o lo utilizan en sus actividades ilícitas.
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Frente a este escenario, que se repite con los mismos actores para acorralar al gobierno de turno, como ciudadano pido a las autoridades la mayor firmeza para hacer respetar las leyes que garanticen el trabajo honesto y la seguridad ciudadana. No debemos sucumbir ante el chantaje y la violencia. (O)
Mario Andrade Trujillo, Quito