El médico de cabecera es el que conoce a fondo los problemas de salud para decidir junto con el propio paciente el tratamiento a seguir, los objetivos y decidir la derivación a especialistas cuando es necesario y el seguimiento a lo largo del tiempo en una relación de confianza y empatía.

El descubrimiento de la insulina

La medicina es una profesión noble afirmada en la vocación hacia la ciencia, el arte, el servicio y la realización personal; en el pasado se ejercía básicamente como acción de beneficencia y no como medio de subsistencia. Originalmente las necesidades humanas eran responsabilidad individual del hombre, y es con el desarrollo de las sociedades cuando la salud pasó a ser reconocida como derecho humano, el Estado asumió la responsabilidad de proporcionarla en su integridad y generar o contratar proveedores de salud. Por lo tanto, los médicos dejan de ser benefactores y se convierten en trabajadores de la salud, en una actividad profesional que le genere ingresos para el sustento de vida para sí mismo y su familia.

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En la realidad de nuestro país, esta profesión convive como ejercicio libre o bajo relación de dependencia al Estado o a la empresa privada. El libre ejercicio convierte necesariamente al médico en empresario privado, lo cual no es malo, aunque asume todos los riesgos y beneficios de una actividad rentable. En este contexto, el médico de cabecera pasa a ser un mito ciudadano. La delegación del IESS y MSP es asumida por un robot, que al azar oferta citas disponibles, si es que hay. Solo quien tiene y puede recurre a la salud privada y elige a su médico de cabecera; sin citas fallidas en una semana resuelve con certidumbre su situación de salud, sea el alta médica o seguimiento seguro.

Cuando los sentidos nos salvan

El problema de la salud no es solo un problema político que tiene que ver con la corrupción y el crimen organizado vigente, que es el primer desafío a resolver, sino con un problema de administración. Hay que devolver al ciudadano, afiliado o no, su médico de cabecera, y para esto hay que acercarlo al IESS y MSP por medio de una sectorización y citas directas en el centro médico correspondiente, formular una historia clínica universalmente accesible y declarar prestadores de salud universales a todos los médicos generales y especialistas y servicios de salud privados del país calificados bajo convenios, donde puedan ser derivados por el médico de cabecera cuando el paciente lo amerite. El IESS y MSP deben profundizar su atención a salud preventiva. (O)

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Jorge Falcones Alcívar, médico jubilado, Guayaquil