Acorde a los resultados de una investigación de la Cepal en 2003, se reveló que para reducir la incidencia de formas extremas de privación de ingresos, la redistribución es mucho más eficaz que el crecimiento. La falta de agua potable por tubería, en varias ciudades de Ecuador, produce la presencia de cuadros diarreicos y muerte; dengue, paludismo. Y ni qué hablar del sistema de alcantarillado.

Ecuador debe redistribuir por ‘asignación’ o por ‘equidad de oportunidad’ las obras públicas de este tipo. No se trata de ideologías para elevar nuestro índice de desarrollo humano, sino de asignación adecuada de recursos para mejorar todos los indicadores sociales. El Ministerio de Economía y Finanzas debe transparentar la asignación de recursos. Si queremos superar los niveles de violencia y generar el ambiente de seguridad, en todo sentido, que el país necesita para emprender y facilitar el crecimiento, hay que redistribuir. No hay que parar de igualar las oportunidades para todos, sobre todo a los más vulnerables. (O)

Diego Fabián Valdivieso Anda, economista, Quito

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