La tecnología nos ayuda en el desarrollo de la humanidad en torno a la comunicación y al sector productivo. Llegó para cambiar la manera de vivir, pero puede ser un arma de doble filo su mal uso.

Los niños y adolescentes están conectados a las nuevas tecnologías semejándose a máquinas robotizadas dominadas. Juegan al fútbol en un ordenador, consola, celular, no salen a una cancha real o a practicar actividad física. Asimismo en la comunicación y la relación de las familias, el teléfono es lo primordial, no establecen conversación en una mesa de comedor, reunión, convirtiéndose en inhumanos. Los pasatiempos que se tenían de costumbre, salir al parque, admirar la naturaleza, realizar camping, campamento, hoy en día no son explorados por las nuevas generaciones. La tecnología es muy buena, usada de una manera correcta para mejorar las relaciones de vida. Podemos mantener un balance entre lo tecnológico y lo humanístico que nos caracteriza como seres humanos. (O)

José Sebastián Durán Martillo, universitario, Guayaquil