Deseo entender el momento que debe estar viviendo el presidente Noboa. Como docente, lo comparo con las desilusiones que experimentamos cada año lectivo. Sin embargo, como todo en la vida es aprendizaje –sean triunfos o derrotas–, siempre quedan lecciones.
Empezaré por lo malo. Primero, fue un no emocional, una reacción basada en el temor; circularon noticias alarmistas, como la supuesta pérdida de empleos, décimos y bonos. Segundo, lo irracional del voto negativo nos perjudica a todos; no resulta comprensible renunciar a la cooperación internacional para combatir el narcotráfico, reducir el número de asambleístas o eliminar el financiamiento a los partidos políticos, medidas que habrían representado un ahorro para la economía nacional. Tercero, fue un error estratégico del Gobierno; desde la eliminación del subsidio al diésel, seguida del anuncio de la consulta; y que luego el propio presidente plantee separar la salud del IESS; se siente casi como autosabotaje. Cuarto, faltó claridad en la comunicación: el Gobierno no presentó de manera clara y comprensible los cambios constitucionales que buscaban, generando desconfianza en la ciudadanía. Quinto, el uso de fuegos pirotécnicos para celebrar el resultado deja en evidencia que, pese al incremento del IVA al 15 %, aún falta trabajo más eficiente en el combate contra la delincuencia. Y sexto, la desesperación por adelantar el pago del decimotercer sueldo fue un fracaso.
Ahora, lo bueno. Primero, ganó la democracia; aunque el resultado pueda ser incómodo, es lo que tenemos y debemos seguir trabajando. Segundo, las adversidades ponen a prueba el carácter, la habilidad y la resiliencia de una persona; el Gobierno de Noboa deberá demostrar ahora su aptitud para gobernar bajo presión. Y tercero, existe tiempo para mejorar la atención en áreas críticas: salud, educación, cedulación, pasaportes, cupos universitarios, servicios del IESS, entre otros.
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Nuestro Ecuador no se acaba con el no. Reconocer errores, rectificar y avanzar es imprescindible. Es responsabilidad del actual Gobierno cambiar lo que se deba cambiar y tomar decisiones coherentes, planificadas y factibles, combatir con firmeza la corrupción. Solo así podrá encaminar al país hacia el progreso que todos anhelamos y por el cual recibió un voto de confianza. (O)
Julio César Navas Pazmiño, licenciado en Ciencias de la Educación, Guayaquil

















