En el país de Manuelito los perversos habían crecido en inmoralidad, droga y política, cautivaron a gente sin discernimiento, a la cual llenaron de sueños de abundancia y de odio contra la clase media y alta del país. Vestidos de falsos mesías buscaban obviamente cargos públicos donde vaciar su podredumbre y resentimiento, atracando los fondos públicos y culpaban de todos los males a los enemigos de su ideología, los cuales les impedían lucrar y gozar de poder sin medida.
Los líderes siniestros expertos en robo, manipulación y adoración buscaban ser eternos. Obviamente, no faltaban quienes apoyaban y seguían a estos líderes por el afán de conseguir unas cuantas migajas que caían de aquellas mesas que hoy gracias a su labor están atiborradas de manjares, merced a la habilidad para los sobreprecios y las comisiones por contratos.
Manuelito con su corazón herido por el latrocinio campante de su bella tierra, un día se acostó a dormir, y cual joven de corazón noble tuvo un sueño muy especial. Se vio a sí mismo como un ser espiritual siendo atacado por un espanto que lo aprisionaba. Manuelito tenía mucho miedo ante aquel ser que lo sujetaba, mas él con el temor a tal malignidad presente hizo acopio de toda la fuerza que poseía, embistió y aprisionó con todas sus extremidades y cuerpo a aquel espectro maligno, exactamente como lo había hecho minutos atrás aquel ser. El temblor no desapareció de Manuelito, sin embargo, el espantoso ser poco a poco se fue debilitando y perdiendo cuerpo, hasta que pudo fácilmente zafarse y huir de los brazos y piernas de Manuelito. Al despertar de aquella pesadilla, dio gracias de que solo fue un sueño, y cual alma noble se volvió a dormir.
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El día de las elecciones clamó a su sabio Dios, y le pidió que tenga misericordia por su amado país. Se durmió tranquilo con la oración en los labios, no obstante, algo continuaba inquietándolo. Unos minutos antes de proclamarse los temidos resultados, se despertó asqueado debido a la presencia de un olor rancio, fue entonces cuando confirmó, muy a su pesar, que había ganado parcialmente el candidato de los saqueadores.
Consternado, Manuelito confirmó que aquella experiencia divina, su pesadilla era cierta, por lo que decidió orar e interceder nuevamente por su nación, y dijo algo así: “Aprisionado y debilitado fue el espíritu maligno que agobia a mi país, después de feroz lucha intimidatoria huyó enflaquecido y asustado, pues no esperó ser vencido por un humano, mas yo a nombre de mi patria lo declaro vencido, que sus manos con garras sean cortadas y su testa sea golpeada y caiga por tierra. También, declaro que aquella ideología representada como fragancia la cual engañaba a los débiles y codiciosos de su tierra, se pudra completamente, pues dos ‘seres’ han muerto por causa de no sucumbir a esa falsa infusión, y aquella sangre clama ante el Tribunal del Creador”.
La tal ideología fue mirada por nuestro soñador, en silenciosa retirada donde su máximo representante, cabizbajo y desaliñado, caminaba a su autoexilio por la misma senda sucia y maloliente que él y sus seguidores habían construido. Es mi oración y espero también sea la suya que el sueño de Manuelito se haga realidad en nuestro lindo Ecuador. (O)
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Jorge Isaac Vallejo Chávez, Riobamba
