Sí, porque el ayer por más que haya sido grandioso pasó, como el día sigue la noche, como a la luz sigue la oscuridad. El ayer es como la estela del barco, se va pasando, se va disfrutando a veces con penas y tristezas, a veces con alegrías y sonrisas, pero es la estela y ya pasó y eso es lo bello de la vida, te da siempre una segunda oportunidad no importa la falla ni el error, es el aprendizaje. Incluso el amor se aprende, este aprendizaje muchas veces duele, pero es un dolor mágico que enseña cada día a ser más cauto en la elección de la pareja, por eso el aprendizaje y el conocimiento deben tomarse su tiempo, “amores locos duran poco”.

El ayer está lleno de mucho aprendizaje, si es con buenos padres es un encanto y si es con buenos profesores, más contento; pero es el ayer con gratos y bellos recuerdos o con recuerdos olvidables que nos hirieron el alma, los cuales hay que guardar en lo más profundo del baúl de los recuerdos, el ayer se fue como el río que pierde su memoria al cruzar la aldea, pasó y no vuelve porque su destino es el océano.

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Y el mañana tampoco porque es incierto, nada es seguro en esta vida porque el futuro no existe, simplemente es lo posterior al presente, no sabemos si los días serán más fríos o calientes, si el sol no decidirá quemarnos más o las estrellas que llegaron cansadas se desaparecerán o los ríos se desbordarán o secarán. ¡No sabemos!

Hoy hay que hacer las cosas bien por el ayer y por el mañana, hagamos posible el mejor de los futuros, facturando hoy, luchando hoy, trabajando hoy, estudiando hoy, amando hoy, lo que realmente valga la pena, lo que se merezca nuestro corazón, nuestra alma, la vida es hoy, el ayer para recordar, el mañana para la esperanza.

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La vida es hoy o nunca, a luchar sin miedo a nada, quizás tan solo a la estupidez. (O)

Hugo Alexander Cajas Salvatierra, médico y comunicador social, Milagro