A través del tiempo las imágenes religiosas de la iglesia San Jacinto en la parroquia El Morro han sido testigos de la devoción de miles de feligreses que acuden a ellas con profunda fe.

Hasta el año 1995 existían 16 imágenes, registradas en el inventario del proyecto de restauración del Banco Central, entre ellas la del patrono san Jacinto, la representación del milagroso santo polaco. Su rostro piadoso nos cautiva al sumergirnos en oración, los fieles anhelan tocarlo para santiguarse, besar su manto en sublime reverencia.

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Esculpir la propia vida

Cuando sale al recorrido de la procesión recibe muchas muestras de fervor. Por su rostro se pasan pañuelos, algodones, velas, estampas y rosarios para impregnarles su bendición. Es rociado con perfume, y acariciado por padres y madres que luego les imponen las manos a sus hijos en señal de bendición.

De las innumerables versiones en las que se ha representado a san Jacinto, esta imagen refleja en un rostro sereno, en el que se han plasmado los atributos de la juventud con una incipiente barba (descubierta en una de sus restauraciones). Es de tamaño natural, mide 1,60 m de altura, con un refuerzo en la parte inferior, lo que permite el anclaje con firmeza. Con su hábito característico de la orden de Predicadores Dominicos tiene una aureola metálica. En la mano derecha sostiene una custodia y en la mano izquierda la imagen de la Virgen recordándonos, según la tradición, el milagro de atravesar el río Vístula a pie, llevando consigo sus “dos grandes amores”, este episodio en el que huye de un templo en llamas quedó muy grabado en la memoria de sus seguidores, por esta razón es así como se lo representa.

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Amar al Ecuador es utilizar los recursos que tenemos

Aunque no existen indicios de su autoría, la escultura de san Jacinto, que se venera por siglos en El Morro, tiene rasgos propios de un estilo de finales del siglo XVII y ha pasado contemporáneamente al menos por cuatro intervenciones de restauración para su mantenimiento, una de ellas a causa de un incendio provocado por una vela encendida a los pies.

Muy probablemente fue elaborada en madera de nogal, su núcleo interior, denominado embón, es una cavidad casi vacía que se refuerza para su equilibrio con un bastidor de madera. Esta técnica se utilizó en las esculturas de aquella época para hacerlas livianas y facilitar su traslado en las procesiones. En las restauraciones y retoques anteriores, aunque poco técnicos, se incorporaron yeso y cemento, los que volvieron la escultura más pesada y resultaron inconsistentes con el tiempo.

La educación como base de todo

Actualmente se la interviene de manera integral, en su análisis se observa que se utilizó cáñamo (tejido de fibras naturales muy resistente aunque biodegradable) como tela encolada para dimensionar la vestimenta, una técnica escultórica que da forma a la capa, capucha y estola.

Las esculturas religiosas de madera que datan del siglo XVII eran complementadas con materiales para asemejar la realidad, así observamos en la mayoría de ellas, como en la de san Jacinto, los ojos de cristal, las máscaras de plomo en el interior del rostro en algunos casos, los dientes, las uñas en materiales como huesos y cuerno de toro, tallados minuciosamente para conseguir una textura más cercana a la real.

Una súplica por las tortugas marinas de Playas

Hoy esta imagen es sometida a una restauración integral por expertos escultores, su trabajo implica dedicarle mucho tiempo y cuidado a la selección de materiales sin descuidar ningún detalle.

Con el esfuerzo de la parroquia eclesiástica y sus feligreses lograremos el rescate de esta pieza de arte del siglo XVII tan significativa para El Morro. (O)

Lorgia Vega de la Torre, parroquia El Morro