Pierre Teilhard de Chardin, científico, filósofo y padre jesuita francés, entendía la materia y el espíritu como dos aspectos distintos de una misma esencia cósmica. En el ser humano existen perfectamente cohesionados el cuerpo con el alma, en el fondo los dos inmortales. En su separación, cuando muere la persona, la materia (el cuerpo) va a reincorporarse en los mismos elementos que lo formaron, mientras que el alma vuelve a incorporarse a la energía universal de la que vino, que es Dios, el amor.

El filósofo y religioso francés nos habla del amor y la energía perfectamente interconectadas, todo se mueve positivamente con amor, es una tremenda fuerza invisible, nadie ha visto el amor al igual que nadie ha visto la gravedad, el viento o el calor, solo se sienten y son los que mueven el mundo.

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Del amor, Erich Fromm (psicólogo social y filósofo humanista de origen alemán) dice que es un arte, es decir que gracias a él se inspiran los artistas, cantantes y poetas para hacer posibles los cuadros, los versos, los poemas y las melodías. Mientras que Leo Buscaglia (autor estadounidense y orador motivacional, conocido también como Dr. Love) daba cátedra sobre la fuerza del amor.

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Hace poco escuché que el célebre Albert Einstein (físico alemán), reconocido por la teoría de la relatividad, había enviado una carta a su nieta diciéndole que la fuerza mayor que mueve el universo es el amor.

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Pierre Teilhard de Chardin decía que el amor es un fuego grande o pequeño que une y mueve a la humanidad, es Dios como lo concebían los Upanishads (libros sagrados hinduistas) que decían que “Dios duerme en los minerales, respira en las plantas, vuela en las aves, camina en los animales y piensa y ama a través de los hombres”, todo lo mueve Dios que se hace presente a través del amor. (O)

Hugo Alexander Cajas Salvatierra, médico y comunicador social, Milagro