" ¡... Yo soy la autoridad..., yo veré lo que hago con usted. Yo decidiré sus funciones! ..., mejor..., que trabaje en otras actividades..., ya voy a ver lo que yo hago con este señor. Vea señor, presénteme nuevamente su certificado que dizque tiene enfermedad catastrófica, que yo no he visto!...”. Si no estuviera grabado en video donde se ve a un director prepotente, abusivo, discriminador, fuera de sí, violento, nadie lo creería. El que recibe el maltrato y abuso psicológico laboral es un médico servidor público de 60 años, con 27 años de carrera y con enfermedad catastrófica. El que lo acosa es un psicólogo industrial que desconoce que toda conducta que atenta contra la dignidad o la integridad de una persona es un abuso psicológico y que la discriminación por edad, enfermedad y las amenazas proferidas son delitos de odio.

Las ofensas, injurias, vejaciones y humillación dichas por el psicólogo (que tal parece no leyó nunca a Freud, Lacan, Jung, Pavlov) serían suficientes para que cualquier ente de control, el Ministerio de Trabajo, la Contraloría, la Defensoría Pública o algún organismo de derechos humanos sienten precedente. Pero no, cierta ‘justicia corporativa’ protege a los acosadores y pide descargos a las víctimas indefensas. Esto se repite en todas las instituciones públicas. Lamentablemente el Ecuador no tiene estudios serios ni investigaciones periodísticas sobre este delicado tema. (O)

Pablo Izquierdo Pinos, médico salubrista, Quito