El pensamiento computacional en niños es mucho más que una tendencia educativa, es una puerta de entrada al desarrollo integral en un mundo marcado por la tecnología. Enseñar a los más pequeños a pensar “como computadores” no significa llevarlos directamente a la programación, sino ayudarlos desde temprana edad a descomponer problemas, identificar patrones y buscar soluciones creativas, ya sea a través de juegos, cuentos, retos o actividades lúdicas con o sin tecnología.
Las ventajas de este enfoque son múltiples y visibles. Por una parte, fortalece el pensamiento lógico y la capacidad de análisis de los niños, habilidades esenciales para afrontar cualquier reto, tanto dentro del aula como en la vida diaria. Además estimula la creatividad y la curiosidad, pues los invita continuamente a imaginar diferentes caminos para llegar a una meta. También este enfoque educativo promueve el trabajo en equipo, la comunicación y el intercambio de ideas.
Lo fascinante de este tipo de pensamiento es que se construye poco a poco, sin necesidad de herramientas sofisticadas. Un rompecabezas, una torre de bloques o una historia donde los niños tengan que predecir el final son oportunidades para ejercitar la mente y fortalecer su autonomía en la resolución de problemas.
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Fomentar el pensamiento computacional es sembrar la semilla de la alfabetización digital: los niños aprenden los principios para manejar herramientas tecnológicas con confianza y sentido crítico, preparándose para un futuro en el que la tecnología será omnipresente.
Mejoras para los niños con necesidades educativas específicas
Apostar por el pensamiento computacional en la infancia es brindar a los niños las herramientas para que entiendan, transformen e innoven en el mundo que les rodea.(O)
Roberto Camana-Fiallos, escritor y docente investigador, Ambato